Europa vive por estos días un escenario que parece más propio de pleno agosto que de abril: una ola de calor histórica azota a países como España, Francia e Italia, dejando incendios forestales, alertas sanitarias y una sensación generalizada de incredulidad.

En ciudades como Sevilla, Marsella y Roma, los termómetros han superado los 35 grados, una cifra que rompe récords para esta época del año. De acuerdo con el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, esta es la ola de calor más temprana e intensa registrada en el continente en al menos cinco décadas.

El impacto ya se siente en el terreno:
En España, más de 50 incendios forestales están activos en distintas regiones, sobre todo en Andalucía y Extremadura, donde la vegetación seca ha servido de combustible perfecto.
En Francia, varias regiones del sur están bajo alerta roja, y las autoridades piden a la gente evitar salir durante las horas más calurosas del día.
En Italia, hospitales de ciudades como Florencia y Nápoles reportan un aumento de casos de golpes de calor y deshidratación, afectando especialmente a niños y adultos mayores.

"Estamos viendo temperaturas que normalmente llegarían en julio o agosto, pero ahora es abril. Es muy preocupante", advirtió la doctora Claire Morel, climatóloga del Instituto de Estudios Ambientales de París.

El cambio climático en acción:
Los expertos son claros: esta ola de calor no es un hecho aislado. El aumento global de las temperaturas está haciendo que los eventos extremos no solo sean más intensos, sino que también lleguen mucho antes de lo que solían.

La agricultura también empieza a sentir el golpe. Cultivos como el trigo, la vid y los olivos —claves en la economía de muchas regiones— muestran ya señales de estrés por el calor, lo que podría afectar seriamente las cosechas de este año.

Medidas de emergencia:
Gobiernos locales han habilitado refugios climatizados, lanzado campañas de hidratación y pidieron evitar actividades físicas al aire libre durante las horas críticas. También insisten en el cuidado especial a niños, ancianos y mascotas.

Una advertencia para el futuro:
Si algo deja claro esta ola de calor es que los patrones climáticos tradicionales están cambiando rápidamente. Y los expertos alertan: si no se toman medidas urgentes a nivel global para reducir las emisiones contaminantes, escenas como esta podrían convertirse en la nueva normalidad.

Mientras tanto, Europa intenta adaptarse a un calor que, este año, llegó mucho antes de lo esperado... y promete quedarse.