El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia y una de las figuras más queridas de la Iglesia Católica en los últimos tiempos, falleció el lunes 21 de abril a los 88 años. Su muerte, causada por complicaciones de salud relacionadas con una neumonía severa, ha conmovido al mundo entero.

Desde hoy, miles de fieles han comenzado a despedirse del pontífice en la Basílica de San Pedro, donde su cuerpo descansa ante el altar principal. El acceso estará abierto hasta el viernes 25 de abril, permitiendo que creyentes, peregrinos y ciudadanos de todo el mundo puedan rendirle un último homenaje.

El funeral se llevará a cabo el sábado 26 de abril a las 10:00 de la mañana (hora local), en una ceremonia solemne que tendrá lugar en la Plaza de San Pedro. Estará presidido por el cardenal Giovanni Battista Re y se espera la presencia de importantes líderes mundiales, entre ellos los presidentes de Estados Unidos, Francia, Argentina y Ucrania, así como los Reyes de España y representantes de la Unión Europea.

Fiel a su carácter sencillo y cercano, el Papa Francisco había pedido en vida que su funeral fuera austero. Por eso, en lugar de ser enterrado en las criptas tradicionales del Vaticano, será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, una iglesia que él visitaba frecuentemente antes y después de cada viaje apostólico. Su lápida llevará una sola palabra: Franciscus.

Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, fue elegido Papa en 2013. En sus 12 años de pontificado, defendió con firmeza la justicia social, la protección del medio ambiente, el diálogo interreligioso y la cercanía con los más pobres. Su estilo directo, su humildad y su constante llamado a construir un mundo más solidario marcaron un antes y un después en el liderazgo de la Iglesia.

Este sábado, el mundo se unirá en oración para despedir a un Papa que supo ganarse el corazón de millones, más allá de credos o fronteras.