El Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica y figura clave en la historia contemporánea, ha fallecido este lunes a los 88 años en el Vaticano, según confirmó oficialmente la Santa Sede en un emotivo comunicado. Su partida marca el fin de una era de apertura, diálogo y reforma dentro de la Iglesia.

Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, se convirtió en 2013 en el primer pontífice latinoamericano y el primero jesuita en ocupar el trono de San Pedro. Su papado, que duró más de una década, estuvo marcado por su constante defensa de los más vulnerables, su llamado a la paz mundial, la protección del medio ambiente y su impulso a una Iglesia más inclusiva y cercana a las realidades sociales de la gente común.

Tras el anuncio de su muerte, España decretó tres días de luto oficial, uniéndose al dolor expresado por decenas de naciones, líderes religiosos y organizaciones internacionales. Las banderas ondean hoy a media asta en numerosos edificios públicos españoles y se espera que otros países adopten medidas similares en las próximas horas.

Los funerales del Papa Francisco, que se celebrarán en la Basílica de San Pedro, se perfilan como uno de los eventos más multitudinarios del siglo XXI. Se prevé la asistencia de jefes de Estado, líderes espirituales de diversas religiones, representantes de organizaciones humanitarias y millones de fieles de todo el mundo que llegarán a Roma para rendirle homenaje.

El Vaticano ha informado que, siguiendo el protocolo establecido, los preparativos para el cónclave que elegirá a su sucesor comenzarán una vez finalizadas las exequias. Mientras tanto, las muestras de cariño y respeto no cesan: en Buenos Aires, su ciudad natal, cientos de personas se han congregado espontáneamente frente a la Catedral Metropolitana para recordarlo.

Francisco deja un legado de compasión, valentía y renovación. Su insistencia en tender puentes en lugar de levantar muros resonó no solo entre los católicos, sino también entre creyentes de diversas confesiones y no creyentes. El mundo hoy no solo despide a un Papa, sino a un hombre que supo interpretar los desafíos de su tiempo con humildad y humanidad.

“Recen por mí”, fue una de las frases más repetidas por Francisco durante su vida. Hoy, millones de voces alrededor del mundo elevan sus oraciones en su memoria.